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martes, 11 de agosto de 2015

Colectivismo - Paro

Hoy quiero hablar del paro, del reparto del trabajo aquí y en Japón.

Juan José Goñi en un seminario sobre innovación nos contó lo de la regla 50-50-50, 40-40-40 y 30-30-30, y me explico:
  • Nuestros abuelos trabajaban 50 horas por semana, 50 semanas al año, 50 años de vida laboral.
  • Nosotros trabajamos 40 horas por semana, 40 semanas al año, 40 años de vida laboral.
  • Nuestros nietos trabajarán 30 horas por semana, 30 semanas al año, 30 años de vida laboral.
Goñi nos decía que el resto del tiempo nos dedicaríamos al trabajo voluntario no-remunerado.

Dados los niveles de automatización y productividad de los que disfrutamos, parece lógico pensar que cada vez será necesario trabajar menos. La tecnología apunta en el sentido de reducir la participación de personas en las tareas meramente productivas y de transformación.

En teoría, cada vez tendríamos que trabajar menos para disfrutar de lo mismo. Y si cada vez hay que trabajar menos, ¿cómo repartimos el trabajo?

Una de las cosas que me llamó la atención en el viaje a Japón, fué el elevado número de personas que había en algunos puestos de trabajo. Había lugares en dónde eramos atendidos por varias personas, que se repartían la tarea de forma secuencial, cuando para hacer lo mismo, aquí en Europa, se ocuparía una sola persona o una máquina. Y pongo un ejemplo; fuimos a un banco a cambiar dinero y sin contar con el portero, la operación de darnos el cambio implicó a 3 personas diferentes, habían dividido la tarea y cada una se ocupaba de su parte. Como decía antes, aquí en Europa se ocuparía una sola persona o una máquina.

En otra ocasión que compramos unos pastelitos en unos grandes almacenes; nos los prepararon y envolvieron, nos cobraron y salieron del mostrador para entregarnoslos con una reverencia. En el puesto había tres personas que casi no cabían dentro.



También se podía observar por todas partes la gran cantidad de personas que se ocupan de la limpieza y de regular el flujo humano en estaciones, calles, museos, etc... Aquí hemos delegado esas tareas a unas pocas personas y sistemas automáticos.

Japón es el país con el desempleo más bajo del mundo, en mayo del 2015 era del 3,3%. Es una potencia con una economía de mercado, la tercera tras USA y China, que compite en el mundo globalizado.

No tengo datos para afirmarlo pero la primera impresión es que el enfoque a las cuestiones del empleo y la competitividad no se rigen por los mismo criterios que por aquí. Parece que las políticas tienen en cuenta al conjunto de la colectividad, que son políticas de mentalidad colectivista.

Ya hace años nos contaban que las empresas japonesas no despedían, aunque ahora parecen hacerlo, sigue habiendo diferencias en las que inspirarse.

miércoles, 22 de julio de 2015

Colectivismo - Yo y los demás

No será por casualidad que me he topado con el ensayo "LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD JAPONESA" de Bernardo Villasanz Rodríguez, en el que se habla mucho de colectivismo. Por otros lados de la web se puede encontrar información sobre el tema desde otros enfoques, bien sea políticos como económicos, Villasanz antes de hablar de colectivismo empieza hablando de la identidad.

La identidad psicosocial depende de dos elementos complementarios: una síntesis interna (yo) en el individuo y una integración papeles en su grupo. También los procesos históricos parecen vitalmente relacionados con las demandas de identidad. Hay una historia general y una biografía personal que convergen.

La formación de la identidad entraña un conflicto continuo entre aspectos individuales y colectivos.


Esta cuestión, que trata sobre los límites del yo, los otros y el todo, no es ni más ni menos, que la pregunta-reto de las filosofías y religiones orientales. En las cuales el "yo" y el mundo que nos rodea son ilusorios, y no existen más que en nuestra mente.

Y digo reto porque la aprehensión de la realidad no-dual, su vivencia, es la que solo alcanzan los denominados "hombres iluminados". No es algo que la mayoría de los mortales haya experimentado ni vaya a experimentar a lo largo de su vida, es por así decirlo, teoría para el resto de nosotros.



En occidente, nos hemos ocupado más de lo humano, ya sea individual o colectivo, y quizás por eso, salvo contadas excepciones, nos hemos alejado de la idea del todo-uno presente en oriente.

Un atributo esencial de las culturas colectivistas es el de subordinar los fines personales de los fines de la colectividad (familia, tribu. . .).

Entre la creencia de que las personas empezamos y acabamos en nuestro cuerpo físico y somos lo que cabe dentro de él; y la creencia de que hay un todo-único y no existe la individualidad, nos podemos quedar en muchos puntos medios. Y depende en que punto nos quedemos, colectivismo e individualismo tendrán diferente significado y valor.

Lo que en una primera reflexión me parece claro es que, con una visión del mundo del tipo, digamos oriental, es más fácil vivir en una sociedad colectivista. O expresado de otra forma, es más fácil que filosofías orientales generen sociedades colectivistas. Priorizar el interés del grupo sobre el individual es mucho más fácil si, de alguna forma, uno es también el grupo.

sábado, 18 de julio de 2015

Colectivismo

El término colectivismo es de los que te tienes que manejar con mucho cuidado, porque está contrapuesto al de individualismo y ¡ay amigo! "con la iglesia hemos topado".

Al individualismo no me lo toquen ni en broma, hacerlo es yúyu (tabú). Cualquier comentario al respecto, independientemente del tono, intención o circunstancia en la que se realice, se considerará inadecuado y solo propio de enemigos del sistema, comunistas u otros de su calaña.

En una primera aproximación al tema, uno se va a topar con opiniones bastante viscerales que hablan de regímenes totalitarios, de estados "gran hermano" que anulan al individuo con la excusa del bien de la mayoría.

No es este el debate que me interesa. De partida pienso que todos los países tienen orientaciones colectivistas, o lo que es lo mismo, que las tienen individualistas. Es cuestión de grado.



Mi interés en los países o formas de organización "colectivistas" enlaza con este blog, por el necesario componente social que debe tener un trabajo para la auto-realización personal. Y además los valores compartidos entre individuo-empresa y ¿por qué no? sociedad.

Después de una visita a Japón, la etiqueta "colectivismo" se me hizo presente. No siendo un país comunista, ni nada parecido, se podían observar unas formas de hacer propias de una sociedad "colectivista", con lo cual el vínculo comunismo-colectivismo quedo absolutamente roto. Desde nuestra óptica egocéntrica occidental, muchos autores establecen este vínculo, pero existen otros modelos y formas de hacer que demuestran que no es así.

De la misma forma que la asociación; libre mercado y libertad, es una falacia. Basta con ver lo que ocurre en China.

Si seguís este blog ya sabréis que Japón y su forma de hacer las cosas me interesan. Hay varias entradas en las que hago referencia a este país (podéis localizarlas con el buscador que está aquí a la derecha de la página). Japón no es un caso aislado, pero tiene la ventaja de que está bastante "documentado", hay muchos occidentales viviendo allí que escriben sobre la sociedad nipona, interesados en sus particularidades.

Según varios de estos occidentales (1, 2, 3, etc...), y yo mismo después de mi visita, la japonesa es una sociedad "colectivista" pero curiosamente en la escala de Hofstede, Japón no aparece como país "colectivista" sino más bien tirando a individualista. Quizás se deba a los criterios que utiliza Hofstede para su clasificación (todo ello lo podéis seguir en este enlace y seguro que en algunos otros más).

Y llegados a este punto, parece esencial definir lo que se entiende por sociedades y formas de pensar colectivistas. O lo que es más importante para este blog, no quedarse en la etiqueta "colectivista" e indagar en los aspectos sociales y de valores compartidos, que deben estar presentes en todos los trabajos.

Este es mi propósito para las siguientes entradas.

miércoles, 15 de julio de 2015

Las masas no siguen los ideales

En los últimos tiempos, interesado por el tema colectivismo versus individualismo, estoy buscando información y leyendo algunas cosas que voy encontrando.

El tema es controvertido y complejo y de momento no me siento con fuerzas para meterme en el meollo sin riesgo de meter la pata. Así que iré dejando algunas entradas relacionadas con el tema antes de lanzarme a la cuestión.

Esta entrada en concreto, enlaza además con el tema principal de este blog, que es la realización personal a través del trabajo.

Uno de los libros que ha caído en mis manos, "Los colectivizadores" de Victor Alba, habla de las colectivizaciones durante la guerra civil española desde la óptica de los protagonistas, los trabajadores que asumieron el control de las fábricas (en Cataluña y partes de Aragón) en los primeros días de la guerra.

En el libro se dice:

" las masas son egoístas, y es bueno que lo sean, porque sin este egoísmo las manipularían aún más fácilmente de lo que las manipulan siendo egoístas. Es de este egoísmo de autodefensa, de este instinto colectivo de conservación, que arrancan todos los progresos que la historia ha conocido"

"Las masas, a cualquier clase social que pertenezcan, no se mueven y arriesgan para aplicar ideas grandiosas; Por comenzar, las ideas grandiosas no suelen ser compartidas por las masas, sino que expresan las aspiraciones de grupos minoritarios...., .... el hombre de la calle, que no piensa en términos abstractos, de historia, de futuro lejano, de sociedad ideal, sino en términos concretos, de sus necesidades y problemas cotidianos, ...."



Contundente y claro. Aunque en principio solo refleje la opinión de su autor, me parece no haber leído cosas parecidas en ningún lugar. Aunque alguno me dirá: "está clarísimo ¿no?".

Pues a mí me ha sorprendido, debo ser corto de miras. Además la última afirmación, a priori, contradice una de las condiciones para la realización personal que es la de los valores y la visión compartida dentro de la empresa. Porque los valores son esas ideas grandiosas, abstractas para una sociedad ideal a las que hace referencia la cita. Pero ¿realmente no había ideales y valores?

Según mi opinión sí que los había, y si me apuras más elevados que los de una empresa. Si no en la teoría en la práctica. De hecho hablar de clases ya es hablar de valores, los valores de clase. Según el autor, la época en la que se enmarcan las colectivizaciones, era una época muy polarizada, con organizaciones obreras y sindicales muy instaladas dónde existía un fuerte sentimiento de clase afianzado durante varias generaciones.

Lo cual hace todavía más interesante las afirmaciones del autor, porque los valores (asumiendo que los había) se expresaban en lo concreto, en lo cotidiano. No teorizando. Como dijimos en esta entrada, los valores se expresan en su puesta en práctica, en los hábitos de actuación, en la toma de decisiones.

Se colectivaron las fábricas para garantizar el salario del sábado y poder comer, nada más prosaico. ¡Ahora bien! también podían haber asaltado las tiendas de comestibles.