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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Bajando de la torre de marfil

Cuando un idealista baja de su torre de marfil, acaba cayendo en las alcantarillas.

Desconozco el origen de esta frase, pero hoy viene al caso, como advertencia.

No es lo mismo la actividad de la mente que interactuar con el entorno. Y no lo es por varias razones. La primera es lo fácil que nos autoengañamos y autoconvencemos de lo que sea. Una construcción mental requiere mucho menos energía que una real, además la "realidad" es molesta, tiene sus manías y suele ser testaruda. Hemos podido comprar el sofá más bonito de la tienda pero resulta que no cabe en el salón, no entra por la puerta o el color elegido no pega ni con cola con el resto de la habitación.

La segunda razón es que cada uno de nosotros tenemos un mapa diferente para movernos por la vida, lo que a mi me parece bueno no tiene porqué parecérselo a los demás. Por poner un ejemplo, hay personas/situaciones a las que les gusta dirigirse hacia objetivos concretos, funcionan en base a retos y otros sin embargo, se movilizan para alejarse de algo molesto, dirigiéndose hacia no se sabe donde.

Una tercera razón es que cada cual estamos en un diferente punto de partida, nuestro aquí y ahora particular, el lugar y momento en que nos encontramos. No podremos utilizar una buena idea si los "beneficiarios" no estamos preparados para hacerla nuestra y llevarla a cabo. Todo aprendizaje es progresivo, escalonado, las metas se consiguen paso a paso, disfrutando de cada pequeño logro. Un paso excesivamente largo se puede traducir en un esguince.

Seguro que hay más razones, algunas incluso muy personales, pero las dejo para vosotros.

Bajar del nivel de los valores, visión,  misión, etc... hasta el nivel del problema concreto, el que nos quita el sueño, suele ser complicado. Pensar en valores en una situación en la que estamos con litros de adrenalina circulando por las venas, no es un acto notable, ¡es un milagro!

Piko-Piko
Piano, piano. Vamos a empezar con la parte práctica desde abajo, muy abajo.

Os propongo una técnica respiratoria de los chamanes hawaianos, descrita en el libro de Helmut Krusche "Libre como el águila", relajémonos profundamente utilizando la respiración piko-piko.

Respire unas cuantas veces con tranquilidad, muy normal, tal como lo hace siempre. Después, al inspirar diríjase con su imaginación consciente al vértice de su cabeza, la unión simbólica a su más alto yo. Al espirar dirija su atención al ombligo. Eso es todo, o sea, inspirar y concentrarse en el vértice de la cabeza, espirar y situarse con la imaginación en el centro del estómago...

Desde el cielo a la tierra, miramos al cielo conectados a la tierra. Ascendemos con la inspiración y descendemos con la espiración. Unimos simbólicamente lo más alto con lo más bajo, nuestros valores y nuestra situación actual. Ya hemos creado el vínculo vertical.

Respirad .... Respirad de forma consciente

Ya estamos en marcha, ya hemos dado el primer paso, ¿fácil verdad?