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jueves, 2 de agosto de 2012

La invención del trabajo. Dilemas.

Siguiendo con el libro de Dominique Méda citado en esta entrada llegamos a la invención del trabajo.

Voy a resumir la evolución del concepto en tres etapas y algunas de sus figuras más representativas.

Adam Smith. El trabajo como factor de producción, substancia transformadora, COSA que se aporta a la materia para transformarla y darle valor. ¡Ya lo hemos inventado! aunque en estos momentos se redujo a la transformación de objetos materiales y no a lo que hoy llamamos servicios. El trabajo es tiempo. Objeto de intercambio mercantil.


Marx (Hegel). Libertad creadora. El trabajo es la esencia del hombre. Medio para la socialización, la autorrealización y la transformación de la naturaleza. Para adecuar el trabajo a su esencia pasaremos por dos fases: desde el actual trabajo-subsistencia hasta un trabajo-autorrealización gracias al desarrollo de la ciencia y a la automatización de los procesos productivos.

Socialdemocracia. Pragmatismo. El trabajo como empleo, medio para conseguir el dinero que nos da acceso a los beneficios sociales regulados por el estado.

Y en el fondo dos cuestiones todavía vigentes a día de hoy:

1.- INDIVIDUO - SOCIEDAD

Por un lado los que piensan en el trabajo como vehículo del vínculo social, donde se realiza el aprendizaje de la vida en sociedad, ámbito de los encuentros personales y de los intercambios de bienes y servicios que son a su vez necesarios para la sociedad. Esta visión es curiosamente coincidente para Smith y para Marx (en la 2ª fase). En ambos partimos del individuo, de su obra/producto y llegamos a la sociedad, que se dá de forma natural.

Por otro lado tenemos lo expuesto por Aristóteles y algunos pensadores alemanes, entre ellos Habermas para los cuales el TODO, estado armónico, precede a las PARTES, individuos. El vínculo económico es diferente del vínculo social o político. Las relaciones sociales van mucho más allá de las del trabajo y no deben limitarse a los vaivenes del mercado. Existen el arte, la salud, la cultura, etc... que no pueden ser interpretadas como objetos de intercambio. Es necesario un estado que regule los desequilibrios y marque los objetivos.

2.- TRABAJO COMO AUTORREALIZACIÓN

Así es interpretado por algunos profesionales que tienen capacidad de organizar su tiempo, para el resto sigue una lógica diferente: el trabajo está al servicio del capital, siempre disponible y previsible; existen el contrato individual, el salario y la consiguiente relación de subordinación a los objetivos de la empresa; la meta es mantener la competitividad, seguir creciendo para no ser dominado. El plan/mercado es ajeno al trabajador.


La tendencia es que el trabajo industrial se reduzca y que aumente el trabajo intelectual, y de esta forma, el trabajador disponga de más autonomía. Pero su tarea seguirá teniendo una dimensión económica, no necesariamente coincidente con sus objetivos personales y cuyo resultado difícilmente se puede considerar como OBRA, porque producción no es lo mismo que expresión.

Las dos cuestiones anteriores son planteadas por la autora como opciones, pero reconoce que en los tiempos actuales la economía se ha infiltrado en todos los niveles, suplantando a la política y dejando fuera de uso conceptos como el bien común. La economía es en esencia individualista y el trabajo esta puesto a disposición de la empresa y de las leyes del mercado.

Otra consecuencia de la visión económica dominante es que se producen desequilibrios en el REPARTO de la riqueza, entre otras cosas debido a los grupos de presión, a la lógica de los "más fuertes". Además de la "lógica natural" de premiar al más capacitado, la distribución de la riqueza depende de varios factores, entre otros la herencia, el legado y la capacidad de condicionar. Los desequilibrios tratan de ser compensados por un estado-social, que cada vez tiene menos que opinar porque avanza a rebufo de la lógica económica.

La autora sugiere la necesidad del estado, por encima de los individuos, que mediante acuerdos establezca los objetivos de la sociedad. En definitiva volver a poner la política por encima de la economía.

... y yo que todavía soy más optimista, como por arte de magia en este blog, voy a tratar de encontrar un punto de vista que trascienda estos dilemas e integre el desarrollo personal con la sociedad.